26 de febrero de 2010

Las cosas que me hacen sonreír

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Vuelvo a casa después de un duro día de trabajo. Hace frío y se avecina una gélida noche. Pero yo no noto nada. Bueno sí, un fuego interno resultado de rabia, impotencia y, por qué no decirlo, hastío. La misma magia que envuelve el inicio de cada proyecto, se transforma en pesadilla a medida que avanza. Y todo porque un cliente me ha tenido toda la tarde moviendo un titular de izquierda a derecha de un maldito A4. Unos milímetros para el lado, 1,5 mm. para abajo, cámbiale el color, ponlo más grande, no, pero no tanto, vuelve a subirlo, vuelve a cambiarle el color … déjalo como estaba. No hemos discutido si el diseño refleja la esencia de la empresa o si los colores comunican profesionalidad y experiencia. No. Sólo se ha fijado en el dichoso titular.

Cuando parece que ya hemos dado con la ubicación, color y tamaño adecuados, el cliente decide reunirse otra vez con la junta, para retocar contenidos y, claro está, el maldito titular que me ha tenido loca toda la tarde, será cambiado por otro más largo o más corto, pero con el que tendré que volver a luchar. Todo un reto (ironía)

Salgo de la oficina decidida a presentarme a las próximas oposiciones para juarda-jurado, pero de pronto algo llama mi atención. Me quedo atónita admirando la sombra que proyectan unos árboles sobre un edificio, a modo de lienzo. El resultado: una gráfica fascinante. Mentalmente, coloco tipografía, un toque de color y … ¡Voilá! Un diseño espontáneo y efímero. Esta composición pura, sin retoques, hace que me olvide de la terrorífica tarde en el estudio.

Vuelvo a casa con una sonrisa en los labios.

3 comentarios:

  1. Te entiendo perfectamente, por eso a mí también me has hecho sonreir. Cuando a mí me pasan estas cosas miro al cielo y ver el sol ponerse, ver una nube o ver una estrella también me hace sonreir.
    Ánimos con ese titular

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  2. A mi tb me has dejado una sonrisa en los labios...

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