

La idea de este genial proyecto, de José Luis García Eguiguren, es vender emociones a través de un producto. Con base de Vodka, cada botella está mezclado con diferentes frutas que contienen emociones como el amor, tristeza, felicidad, miedo y rabia.

Dos pajitas en forma de espiral, invitan al consumidor a visualizar como se combinan los líquidos al beber.

¿será capaz, este packaging, de cambiar nuestra actitud?
Fuente: The Dieline
No hay comentarios:
Publicar un comentario