He pasado unos días en el Sur de Francia, en la región de Aude. Una zona muy romántica rodeada de viñas y Châteaux donde elaboran los preciados caldos, y de tranquilas playas bañadas por el Mediterráneo.
Nadie se puede resistir a las boulangeries y sus exquisiteces. Así como el queso, producto que nunca puede faltar después de la comida.
Texturas, luces, color y sobretodo, mucho relax.
10 de julio de 2012
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